Cuando José Bonaparte llegó a la Península Ibérica, camino de de la Corte, el convoy que lo acompañaba sufrió un robo cerca de Calahorra. Entre otras vituallas, al ejército galo le desapareció el vino destinado a la soldadesca. Bonaparte, ni corto ni perezoso, ordenó que se requisase en la Ciudad de los Mártires tanto vino como fuera necesario para cubrir la demanda, lo que sin duda no fue un mal trueque para los militares napoleónicos.
Documentos históricos certifican que el hermano de Napoleón fue alojado en la casa de José Raón, vecino de la localidad riojana, de cuya bodega serían confiscados los caldos. El atropello causó tal indignación en Calahorra, desde donde la noticia comenzó a propagarse por toda España, que pronto se le culpó directamente de haberse bebido el vino. Uno de los ejemplos de cómo la rumorología popular puede marcar de por vida a una persona, por muy rey que ésta sea, lo tenemos en Logroño. El escritor Félix Enciso Castrillón, autor durante la Guerra de la Independencia de obrillas de teatro y ripios más o menos ingeniosos –y casi todos con el punto de mira sobre los franceses–, firmó una pieza titulada El sermón sin fruto o sea Josef Botellas en el Ayuntamiento de Logroño.
El profesor de la Universidad de La Rioja y prestigioso filólogo, Miguel Ángel Muro, explica que la pieza jocosa en un acto «narra cómo Pepe Botella llega a Logroño y quiere convencer a los riojanos de las bondades que traerá la llegada de los franceses». «El mandatario galo –abunda Muro– llega a la ciudad bastante bebido y, para aclararse la garganta, sigue bebiendo vino de Rioja hasta terminar preparando una buena en el Ayuntamiento de Logroño. La ira provocada por Josef Botellas entre los vecinos desencadenará que estos expulsen a Bonaparte y a sus tropas
Documentos históricos certifican que el hermano de Napoleón fue alojado en la casa de José Raón, vecino de la localidad riojana, de cuya bodega serían confiscados los caldos. El atropello causó tal indignación en Calahorra, desde donde la noticia comenzó a propagarse por toda España, que pronto se le culpó directamente de haberse bebido el vino. Uno de los ejemplos de cómo la rumorología popular puede marcar de por vida a una persona, por muy rey que ésta sea, lo tenemos en Logroño. El escritor Félix Enciso Castrillón, autor durante la Guerra de la Independencia de obrillas de teatro y ripios más o menos ingeniosos –y casi todos con el punto de mira sobre los franceses–, firmó una pieza titulada El sermón sin fruto o sea Josef Botellas en el Ayuntamiento de Logroño.
El profesor de la Universidad de La Rioja y prestigioso filólogo, Miguel Ángel Muro, explica que la pieza jocosa en un acto «narra cómo Pepe Botella llega a Logroño y quiere convencer a los riojanos de las bondades que traerá la llegada de los franceses». «El mandatario galo –abunda Muro– llega a la ciudad bastante bebido y, para aclararse la garganta, sigue bebiendo vino de Rioja hasta terminar preparando una buena en el Ayuntamiento de Logroño. La ira provocada por Josef Botellas entre los vecinos desencadenará que estos expulsen a Bonaparte y a sus tropas
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