viernes, 11 de diciembre de 2009







Hace veinte años la caída del muro de Berlín actuó como detonante para que en los meses siguientes se diera por finalizado el comunismo en los países del este de Europa. Con él caía un sistema que había intentado ser una alternativa al capitalismo, pero sin llegar a conseguirlo, no sólo como puso de manifiesto su propio derrumbamiento en esos años, sino porque se basó en un régimen totalitario de horror y terror, fuertemente opresivo, que generó además una economía ineficiente. Los trabajadores del este de Europa vivían peor, en cuanto a bienes materiales, que sus homólogos de los países avanzados de Europa occidental. Por eso, contrariamente a lo enunciado por Marx, ni se logró la emancipación de los trabajadores ni el fin de la explotación capitalista.

La economía de los países del socialismo real, incapaz de evolucionar y de transformarse, desencadenó una crisis profunda debido a la esclerosis en que había caído y a que era incapaz de satisfacer las demandas de los ciudadanos. La economía desempeñó un papel considerable, aunque no único, en el derrumbe del sistema comunista, que nadie predijo ni en la forma ni con la rapidez con que se produjo, si bien había muchos analistas que hablaban de crisis económica, política y social. Pero una crisis no tiene por qué ser necesariamente el fin de un sistema. La perestroika impulsada por Gorbachov fue la respuesta a esa crisis y al estancamiento que se daba en todos los órdenes de la vida económica y social de los países del Este. Sin embargo, no fue posible la reforma y eso condujo al fin de un sistema que fue una pesadilla para tantas gentes que sufrieron la represión y las duras condiciones de la vida cotidiana.

La Unión Soviética y los países satélites perdieron la carrera económica y social con los países desarrollados de Occidente. No se cumplió, por tanto, la predicción que hizo Jruschov, secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, en 1961. En un discurso extraordinario señaló que en un periodo de diez años la Unión Soviética superaría a Estados Unidos en producción industrial total y en veinticinco años en la renta per cápita. Ese discurso, tal como cuenta Skidelsky en “El mundo después del comunismo” (Ariel, 1996), se tomó al pie de la letra en Occidente hasta el punto de que cuando el presidente Kennedy llegó a Londres en 1961, poco después de encontrarse con Jruschov en Viena, le dijo al primer ministro británico, Macmillan: “Ya no tienen miedo a una agresión. Poseen una fuerza nuclear tan poderosa cuanto menos como la de Occidente. Tienen vías de comunicación interiores. Tienen una economía boyante y pronto superarán a la sociedad capitalista en la carrera hacia la riqueza material”. Macmillan estuvo de acuerdo.

Ese optimismo de Jruschov estaba fundamentado en que la Unión Soviética se había rehecho rápidamente de las grandes pérdidas humanas y materiales que había sufrido en la segunda guerra mundial, había aumentado su influencia en el mundo, llevaba la delantera a Estados Unidos en la carrera espacial, y tenía un gran arsenal armamentístico. Estos hechos también influían en Occidente y se contemplaba a esta potencia emergente no sólo como un peligro, sino como algo realmente imparable. Sin embargo, los aparentes éxitos venían acompañados de grandes privaciones. La economía se había desarrollado y se habían dejado atrás grandes carencias. El hambre y la pobreza extrema habían desaparecido. Las necesidades básicas estaban cubiertas, y había prácticamente pleno empleo. Se conseguían avances importantes en educación, investigación y salud. Pero junto a esto escaseaban los bienes de consumo y viviendas, al tiempo que se producían grandes desigualdades entre la ciudad y el campo, entre la industria militar y la de bienes de equipo y pesada y la subdesarrollada de consumo. Era un crecimiento desigual y desequilibrado.

Jruschov, no obstante ese optimismo, sabía que en la economía fallaban muchas cosas. Por eso es por lo que intentó hacer reformas, descentralizando la economía, por un lado, y concediendo más autonomía a las empresas para que fueran más eficientes, y se valorarse el resultado económico y financiero. Se trataba de no medir solamente el cumplimiento de los planes en producción material sin tener en cuenta la calidad y los esfuerzos por hacer que la empresa fuera más productiva. Se crearon los Consejos regionales, y se intentó poner en práctica las recomendaciones preconizadas por Liberman para la empresa. Pero ese intento reformista se frustró con la caída de Jruschov, y se volvió a hacer lo de siempre con el agravante de que no sólo no se resolvían los problemas, sino que éstos se agudizaban más con el paso de los años. No sólo no se cumplieron las predicciones de Jruschov y los temores de Kennedy y Macmillan, sino que se retrocedió, y la Unión Soviética en vez de acercarse cada vez se alejaba más de los avances del capitalismo. La perestroika llegaba tarde.

Ante este intento reformista de los años sesenta, en el que también se trataba de impulsar los bienes de consumo, cabe hacerse la pregunta de que si realmente se hubiera llevado a cabo el sistema habría sobrevivido y habría sido capaz de evolucionar hacia una mayor descentralización, hacia una mayor participación en la toma de las decisiones, hacia la democracia y un sistema económico más eficiente. O también que si las reformas no fueron posibles fue porque el sistema era tan rígido que no admitía cambios ni modificaciones, lo que le conduciría antes o después a su final.

Bienvenido sea, por tanto, el final de un sistema tan cruel y tan poco eficiente, que no fue capaz de llevar a cabo las aspiraciones de Marx. Las esperanzas creadas con su derrumbe no se han visto colmadas, pues si ha habido avances en las libertades no ha sucedido lo mismo con la economía. Lo que no está tan claro es que las cosas hayan mejorado desde entonces. Y es así por la forma en que se ha hecho la transición. Las terapias de choque, en las que predominaron las propuestas neoliberales, supusieron privatizaciones a bajo precio, cierres de empresas, paro y emigración de personas cualificadas hacia los países capitalistas desarrollados. La desigualdad se ha impuesto y las conquistas sociales se han desmoronado. El enriquecimiento de unos pocos contrasta con la situación de la mayoría. El capitalismo de casino y de las mafias es el que se ha impuesto. Parte de los males generados, como la prostitución que procede del este y que se ha desarrollado en Occidente, se describen muy bien en “Economía canalla”, de Loretta Napoleoni (Paidós, 2008).

Los grandes defensores del capitalismo lo celebraron y bailaron encima de la tumba de Marx. No hay alternativa al capitalismo, proclamaron, y Marx por fin estaba muerto de verdad en el plano de las ideas y en la práctica política y económica. Hasta alguien tan osado como Fukuyama proclamó el fin de la historia. Todo lo cual supuso una ofensiva basada en el fundamentalismo de mercado que condujo a que la globalización se intensificara, se desregulase la economía, y se fomentara el auge de las finanzas descontroladas. Se recortaron derechos sociales y las desigualdades se intensificaron a escala mundial y dentro de cada país. Y hoy la pobreza y el hambre siguen estando presentes en nuestra economía. El fin de todo ello ha sido el estallido de la crisis actual.

En suma, la caída del comunismo no sólo trajo un proceso de transición política en estos países, con grandes costes sociales, sino que ha supuesto retrocesos en los derechos sociales y en la regulación del capitalismo a escala mundial, que aunque no se puedan deducir directamente de ahí, sí tienen que ver con el reforzamiento de las teorías neoliberales recrecidas ante el fracaso del comunismo. A su vez coincide con un pensamiento débil por parte de la izquierda, que se siente incapaz de ofrecer respuestas progresistas a los problemas planteados, tanto en el momento presente como de cara al futuro. La crisis presente, que supone la quiebra de la globalización neoliberal y financiera, es una oportunidad para cambiar y avanzar en el plano de las reformas económicas y sociales. Espero que no se desperdicie con planteamientos a corto plazo, y que seamos atrapados una vez más por la economía neoliberal en vez de por la reconstrucción de otra economía más social e igualitaria, tanto en el plano de los hechos como de las ideas



La matanza de Quíos (en francés, Scène des massacres de Scio) es un cuadro de Eugène Delacroix, conservado en el Museo del Louvre de París, Francia. Se trata de un óleo sobre lienzo que mide 417 cm de alto por 354 cm de ancho. Data del año 1824.

Este cuadro representa un episodio de la guerra de independencia de los griegos contra los otomanos ocurrido ese mismo año: la matanza de 20.000 habitantes de las islas griegas,[1] y el sometimiento a la esclavitud de las mujeres y los niños supervivientes.[2]

Al parecer esta guerra de Grecia le parecía un tema con el que lograr su propósito artístico, como señala en una carta a un amigo de 1821:

Para el próximo Salón deseo pintar un cuadro que tenga como asunto la nueva guerra entre turcos y griegos; de este modo, creo que las circunstancias me permitirán atraer la atención del público.[1]
Cuando Delacroix expuso el cuadro en el Salón de París, vio la obra de John Constable destinada al mismo (La carreta de heno), y su propio cuadro le pareció «triste y sin luz», por lo que decidió modificarlo, introduciendo «veladuras de irisación y nuevos efectos gracias a pequeñas pinceladas fuertes, muy cerca unas de otras».[1] Estas pinceladas borrosas fortalecen la impresión de desolación que el cuadro transmite.

El resultado es este cuadro prácticamente monocromo, con unas tonalidades cobrizas que unifican el espacio y proporcionan al cuadro una luz infernal.[2] El cuadro se compone de tres pirámides humanas. De izquierda a derecha, se ven expresiones de miedo y desesperación. Los cuerpos, semidesnudos y tirados, reflejan la derrota de los griegos.

A la izquierda hay una pareja moribunda. Puede verse la sangre que recorre el cuerpo del hombre. En primer plano, a la derecha, se encuentra la figura de una mujer vieja, que mira hacia afuera del lienzo con expresión de horror. Su presencia refuerza el patetismo de la escena.[2]

Detrás de ella, a la derecha, se ve a un oficial turco llevándose a una mujer desnuda, lo que enfatiza la crueldad de la masacre.[2]

Destaca en el lienzo la ausencia de un héroe. La masa de los habitantes son los protagonistas, los que resultan heroicos, sufriendo todos ellos la guerra.















La primera mención que se tiene de su existencia es la cita del diario del grabador y académico Pedro González de Sepúlveda, de 1800, que la menciona en la colección de Godoy. En 1808, a raíz del Motín de Aranjuez y la abdicación de Carlos IV, el nuevo rey Fernando VII ordenó secuestrar los bienes del favorito. La sucesiva invasión francesa impidió llevar a cabo el inventario de los bienes y todo permaneció depositado en el "almacén de cristales" de la Real Academia de San Fernando de Madrid. Restablecida la Inquisición por el monarca al recuperarse la libertad, aquella confiscó el cuadro que seguramente estuvo en poder del Santo Oficio, hasta su definitiva desaparición. De nuevo fue llevado a la Academia y se colocó en una sala oscura, cerrada al público hasta fines del XIX. Ingresó en el Prado en 1901 y aparece citado en el catálogo de 1910 por primera vez.

Las famosas "majas" de Goya son obras míticas y polémicas, tanto por la fecha de su realización y la figura que reflejan, como por su primer propietario conocido, el destino que tuvieron y las críticas que han suscitado. Se han relacionado tradicionalmente con la duquesa de Alba, aspecto muy discutido también. En efecto, ni el rostro del personaje ni la actitud ni las fechas posibles parecen concordar, pero el enigma se mantendrá en tanto no aparezca una prueba fehaciente a favor o en contra de los orígenes de su creación y de los personajes que las suscitaron en todos los sentidos.

En ambas figuras sorprende la extraña cabeza, casi de maniquí, inexpresiva y pegada de manera ilógica a un tronco, con el que no parece tenga mucho que ver
(las radiografías no indican que exista otra debajo del rostro). La fecha de realización parece que está entre 1797 y 1800. La técnica de la presente pintura recuerda obras goyescas anteriores a 1795 e incluso, precisando más, hacia 1790; en cambio la de la "vestida" parece algo posterior a 1800, entre 1802 y 1805. En ambos casos la datación se basa en el análisis de pinceladas, colores y modelado. ¿Acaso se encargó la segunda para ocultar a la primera? ¿Es el cuerpo de la desnuda el de la duquesa Cayetana? ¿Estuvo inicialmente en la colección de los Alba y al obtener Godoy la pintura ordenó éste al artista hacer la vestida? Las incógnitas no harán más que aumentar el interés por tan peculiares piezas. Tal vez se trate de una representación de la célebre Pepita Tudó, amante del valido con quien mantuvo peculiares relaciones, que llevaron a la dama incluso a ser ennoblecida años después: en 1807 recibió el condado de Castillofiel y contrajo matrimonio con Godoy en 1829, a la muerte de la condesa de Chinchón, esposa de éste.

Una cuestión que no se descarta es el hecho probado de que Goya buscase inspiración en el cuerpo de la duquesa de Alba para hacer desnudos femeninos tal y como cabe observar en el Álbum A ejecutado en Sanlúcar de Barrameda en la finca de la famosa dama; de hecho el cuerpo de la desnuda no se encuentra lejos del ideal de belleza femenina que la aristócrata encarnaba: tipo fino y elegante, huesos menudos, cintura breve y senos turgentes y distanciados.

Curiosamente Goya fue convocado por la Cámara Secreta de la Inquisición de
Madrid para reconocer ambas obras, declarar si eran suyas, indicar el motivo de su creación y por cuenta de quién. Aquello ocurrió en 1815 pero nunca se ha sabido si Goya llegó a precisar todos estos extremos o no; sea lo que fuere, las incógnitas no han dejado de plantearse al respecto.

Posee una calidad tersa y aporcelanada, casi de esmalte; su concepto de perfección anatómica tiene más de obra académica que de mujer de carne y hueso. Nacarada y casi transparente, contrasta con el lugar tan exquisito donde se halla tendida, en el que brillan los blancos y azules con fina intensidad. Es casi neoclásica por su sentido escultórico y aunque responde al tipo femenino habitual en la producción de grabados y dibujos del maestro, es lo menos "goyesco" que pintó.

Marilyn Monroe sings Happy Birthday to Kennedy

Discurso de kennedy en berlin


Dos mil años hace que se hiciera alarde de que se era “Civis Romanus sum”. Hoy en el mundo de la libertad se hace alarde de que “Ich bin ein Berliner”.

Hay mucha gente en el mundo que realmente no comprende o dice que no lo comprende cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. Decidles que vengan a Berlín.

Hay algunos que dicen que el comunismo es el movimiento del futuro. Decidles que vengan a Berlín.

Hay algunos que dicen en Europa y en otras partes “nosotros podemos trabajar con los comunistas”. Decidles que vengan a Berlín.

Y hay algunos pocos que dicen que es verdad que el comunismo es un sistema diabólico pero que permite un progreso económico. Decidles que vengan a Berlín.

La libertad tiene muchas dificultades y la democracia no es perfecta. Pero nosotros no tenernos que poner un muro para mantener a nuestro pueblo, para prevenir que ellos nos dejen. Quiero decir en nombre de mis ciudadanos que viven a muchas millas de distancia en el otro lado del Atlántico, que a pesar de esta distancia de vosotros, ellos están orgullosos de lo que han hecho por vosotros, desde una distancia en la historia en los últimos 18 años.

No conozco una ciudad, ningún pueblo que haya sido asediado por dieciocho años y que vive con la vitalidad y la fuerza y la esperanza y la determinación de la ciudad de Berlín Occidental.

Mientras el muro es la más obvia y viva demostración del fracaso del sistema comunista, todo el mundo puede ver que no tenemos ninguna satisfacción en ello, para nosotros, como ha dicho el Alcalde, es una ofensa no solo contra la historia, sino también una ofensa contra la humanidad, separando familias, dividiendo maridos y esposas y hermanos y hermanas y dividiendo a la gente que quiere vivir unida.

¿Cuál es la verdad de esta ciudad de Alemania? La paz real en Europa nunca puede estar asegurada mientras a un alemán de cada cuatro se le niega el elemental derecho de ser un hombre libre, y que pueda elegir un camino libre.

En dieciocho años de paz y buena confianza esta generación de alemanes ha percibido el derecho a ser libre, incluyendo el derecho a la unión de sus familias, a la unión de su nación en paz y buena voluntad con todos los pueblos.

Vosotros vivís en una defendida isla de libertad, pero vuestra vida es parte de lo más importante. Permitirme preguntaros a vosotros como yo concluyo, elevando vuestros ojos por encima de los peligros de hoy y las esperanzas de mañana, más allá de la libertad meramente de esta ciudad de Berlín y todos los pueblos de Alemania avanzan hacia la libertad, más allá del muro al día de la paz con justicia, más allá de vosotros o nosotros de toda la humanidad.

La libertad es indivisible y cuando un hombre es esclavizado ¿quién está libre? Cuando todos son libres, ellos pueden mirar a ese día, cuando esta ciudad está reunida y este país y este gran continente de Europa esté en paz y esperanza.

Cuando ese día finalmente llegue y la gente del Berlín Occidental pueda tener una moderada satisfacción en el hecho de que ellos están en la línea del frente casi dos décadas.

Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombres libres, yo con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”.

José I se ganó en Calahorra el apodo de ‘Pepe Botella’


Cuando José Bonaparte llegó a la Península Ibérica, camino de de la Corte, el convoy que lo acompañaba sufrió un robo cerca de Calahorra. Entre otras vituallas, al ejército galo le desapareció el vino destinado a la soldadesca. Bonaparte, ni corto ni perezoso, ordenó que se requisase en la Ciudad de los Mártires tanto vino como fuera necesario para cubrir la demanda, lo que sin duda no fue un mal trueque para los militares napoleónicos.

Documentos históricos certifican que el hermano de Napoleón fue alojado en la casa de José Raón, vecino de la localidad riojana, de cuya bodega serían confiscados los caldos. El atropello causó tal indignación en Calahorra, desde donde la noticia comenzó a propagarse por toda España, que pronto se le culpó directamente de haberse bebido el vino. Uno de los ejemplos de cómo la rumorología popular puede marcar de por vida a una persona, por muy rey que ésta sea, lo tenemos en Logroño. El escritor Félix Enciso Castrillón, autor durante la Guerra de la Independencia de obrillas de teatro y ripios más o menos ingeniosos –y casi todos con el punto de mira sobre los franceses–, firmó una pieza titulada El sermón sin fruto o sea Josef Botellas en el Ayuntamiento de Logroño.

El profesor de la Universidad de La Rioja y prestigioso filólogo, Miguel Ángel Muro, explica que la pieza jocosa en un acto «narra cómo Pepe Botella llega a Logroño y quiere convencer a los riojanos de las bondades que traerá la llegada de los franceses». «El mandatario galo –abunda Muro– llega a la ciudad bastante bebido y, para aclararse la garganta, sigue bebiendo vino de Rioja hasta terminar preparando una buena en el Ayuntamiento de Logroño. La ira provocada por Josef Botellas entre los vecinos desencadenará que estos expulsen a Bonaparte y a sus tropas

Oliver twist

Dialogo de carmelitas




En una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada Psique, no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la propia Venus, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto. Venus, la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Eros: "Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos" y, dicho esto, se sumergió en el mar con su cortejo de nereides y delfines.
Psique, con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor... Sus padres consultaron entonces al oráculo: "A lo más alto contestó la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter". El corazón de los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la desdicha.
Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la depositó suavemente en un pradera cuajada en flor. Tras el estupor inicial Psique se adormeció. Al despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho. Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió antes del amanecer.
Pasaron los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una ocasión su desconocido marido le advirtió: "Psique, tus hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha". "Mas añoro mucho su compañía dijo ella entre sollozos. Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre". "Sea ", contestó el marido, y al amanecer se escurrrió una vez más de entre sus brazos. De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra ocasión.
Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo. Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido. "Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad..." Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos... "Tiene que ser un monstruo ", dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, "la serpiente de la que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por devorarte". Y la ingenua Psique asintió.
Cuando esté dormido, dijeron las hermanas, coge una lámpara y este cuchillo y córtale la cabeza". Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones. Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el sueño. La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó despacio al rostro de su amor dormido. Era... el propio dios Cupido, joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado.
Al ver traicionada su confianza, Cupido se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: "Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Venus desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme". Y dicho esto se fue. Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Venus la perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza.
El caso es que Venus decició someter a Psique a varias pruebas, convencida de que no podría superarlas; mas acudieron en ayuda de la joven las compasivas hormigas, las cañas de los ríos y las aves del cielo. La última prueba, en cambio, fue la más terrible: Psique bajó a los infiernos en busca de una cajita que contenía hermosura divina. En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría muerto, de no ser porque Cupido, su loco enamorado, acudió a despertarla: "Lleva rápidamente la cajita a mi madre, que yo intentaré arreglarlo todo" dijo, y se fue volando. En la morada de los dioses, a petición de Cupido, Zeus determinó que los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices Eros y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en la tierra llamamos Voluptuosidad

El sonido de unos rifles disparados simultáneamente, como suele ocurrir en un fusilamiento, da paso de manera súbita a una suave pero inquietante Música y a una tenue Luz que nos descubre a un Joven sentado y durmiendo, apoyado sobre un mostrador ( la actitud en la que aparece en el cuadro el sueño de la razón produce monstruos). Sólo está él bajo los efectos de su pesadilla.

Comenzamos a ver la gran sombra de un murciélago ( aquí entrarían Proyecciones) sobre las gasas del fondo y en la parte superior izquierda. El bicho desciende planeado, agitando sus alas hasta situarse en la posición que aparece en el cuadro.

Comenzamos a ver surgir de la nada, lentamente, al gato y a los diferentes pajarracos que aparecen en el cuadro, algunos de los búhos y de los murciélagos agitan las alas mientras aparecen.

El Joven se agita en su pesadilla, mientras vemos como va apareciendo, pintando, el texto: El sueño de la razón produce monstruos, tal como aparece en el cuadro. Toda la animación se paraliza un instante, creando el cuadro.
El Joven sueña.



La Batalla de Vitoria fue librada el 21 de junio de 1813 entre las tropas francesas que escoltaban a José Bonaparte en su huida y un conglomerado de tropas británicas, españolas y portuguesas al mando de Arthur Wellesley, Duque de Wellington. La victoria aliada sancionó la retirada definitiva de las tropas francesas de España (con la excepción de Cataluña) y forzó a Napoleón a devolver la corona del país a Fernando VII, finalizando así la Guerra de la Independencia Española



La coronación de Napoleón (en francés Le Sacre de Napoléon) es una obra de Jacques-Louis David, pintor oficial de Napoleón Bonaparte realizada entre 1805 y 1808. El cuadro tiene unas impresionantes dimensiones de 629 x 979 cm y se conserva en el Museo del Louvre de París, Francia, pero también en Versalles. La coronación y la consagración tuvieron lugar en Notre Dame de París, una manera para Napoleón de poner de manifiesto que era un hijo de la Revolución: designaba la capital como el centro político, administrativo y cultural de Francia.

Mariana de Pineda Muñoz, más conocida como Mariana Pineda, fue una heroína española que luchó por la causa liberal en el siglo XIX.

Nace en Granada el 1 de septiembre de 1804 y muere ejecutada por garrote vil en la misma ciudad, el 26 de mayo de 1831, a la edad de 26 años.

En 2006, el Gobierno de la Unión Europea rindió homenaje y le otorgó su nombre a la entrada principal del Parlamento Europeo, como símbolo de la aportación española a la lucha por los derechos y libertades en Europa. También en el Congreso de los Diputados, en Madrid, figura su nombre junto a los de otros españoles héroes de la libertad.

Mariana de Pineda Muñoz, más conocida como Mariana Pineda, fue una heroína española que luchó por la causa liberal en el siglo XIX.

Nace en Granada el 1 de septiembre de 1804 y muere ejecutada por garrote vil en la misma ciudad, el 26 de mayo de 1831, a la edad de 26 años.

En 2006, el Gobierno de la Unión Europea rindió homenaje y le otorgó su nombre a la entrada principal del Parlamento Europeo, como símbolo de la aportación española a la lucha por los derechos y libertades en Europa. También en el Congreso de los Diputados, en Madrid, figura su nombre junto a los de otros españoles héroes de la libertad.

En el calendario republicano, los años siempre empezaban en el equinoccio de otoño, tenía 12 meses de 30 días cada uno. Los meses se dividen en tres décadas de 10 días (desaparecen las semanas). No coinciden exactamente con los meses del Calendario Gregoriano, al empezar siempre la cuenta de los meses con el inicio astronómico de las Estaciones, tal y como se hace también con el Zodiaco griego. Los nombres de los meses adoptan denominaciones de fenómenos naturales y de la agricultura:
Otoño (terminación -aire):

Vendémiaire (del latín vindemia 'vendimia'), vendimiario, a partir del 22, 23 ó 24 de septiembre
Brumaire (del francés brume 'bruma'), brumario, a partir del 22, 23 ó 24 de octubre
Frimaire (del francés frimas 'escarcha'), frimario, a partir del 21, 22 ó 23 de noviembre
Invierno (terminación -ôse):

Nivôse (del latín nivosus 'nevado'), nivoso, a partir del 21, 22 ó 23 de diciembre
Pluviôse (del latín pluviosus 'lluvioso'), pluvioso, a partir del 20, 21 ó 22 de enero
Ventôse (del latín ventosus 'ventoso'), ventoso, a partir del 19, 20 ó 21 de febrero
Primavera (terminación -al):

Germinal (del latín germen 'semilla'), germinal, a partir del 20 ó 21 de marzo
Floréal (del latín flos 'flor'), floreal, a partir del 20 ó 21 de abril
Prairial (del francés prairie 'pradera'), pradeal, a partir del 20 ó 21 de mayo
Verano (terminación -idor):

Messidor (del latín messis 'cosecha'), mesidor, a partir del 19 ó 20 de junio
Thermidor (del griego thermos 'calor'), termidor, a partir del 19 ó 20 de julio
Fructidor (del latín fructus 'fruta'), fructidor, a partir del 18 ó 19 de agosto.



El Juramento del Juego de la pelota (francés: Serment du Jeu de paume )? es un compromiso de unión presentado el 20 de junio de 1789 entre los 577 diputados del tercer estado para no separarse hasta dotar a Francia de una Constitución, haciendo frente a las presiones del rey Luis XVI.

Con el pretexto de unas reparaciones que debían hacerse en la sala de los Menus-Plaisirs, en la que se celebraban las sesiones de los Estados Generales, la guardia impidió que los diputados del "tercer estado" se reunieran allí el 20 de junio de 1789. Los diputados entonces se reunieron en la sala del jeu de paume de Versalles. Con la ayuda del diputado Jean-Joseph Mounier, el abad Emmanuel-Joseph Sieyès se compromete a redactar la fórmula del célebre juramento del Jeu de Paume "de no separarse jamás, y reunirse siempre que las circunstancias lo exijan hasta que la constitución sea aprobada y consolidada sobre unas bases sólidas". Este texto fue leído por Jean Sylvain Bailly, y el juramento fue votado por unanimidad, excepto por una voz, la de: Martin d’Auch. La Asamblea Nacional se declaró Constituyente. Fue éste un acto determinante y una afirmación política de autodeterminación del pueblo llevada a cabo por sus representantes, y fue considerado como el nacimiento de la Revolución francesa.

El Régimen Militar es el período de la historia de Chile comprendido desde el 11 de septiembre de 1973, cuando los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas dieron un golpe de Estado y derrocaron al gobierno del presidente Salvador Allende, hasta el 11 de marzo de 1990, cuando Augusto Pinochet entregó el poder al presidente Aylwin, elegido en las elecciones de diciembre de 1989, como consecuencia del resultado del plebiscito del 5 de octubre de 1988.

Durante este período, Chile sufrió una importante transformación económica, política y social, a la vez que se cometieron sistemáticas violaciones a los derechos humanos.[1] [2] [3] Políticamente, el régimen se caracterizó por un modelo autoritario de gobierno,[4] pero partidarios y detractores se refieren a él con diversos nombres: Gobierno militar y Dictadura militar, respectivamente

Un barco de vapor es un buque propulsado por máquinas de vapor, actualmente en desuso, o por turbinas de vapor. Consta elementalmente de una caldera de vapor, de una turbina de vapor o máquina de vapor y de un condensador refrigerado por agua. La transmisión se consigue con un cigüeñal en las máquinas de vapor o con una caja reductora en el caso de usar turbinas.

Su aparición supuso toda una revolución en la navegación marítima mundial ya que no dependían tanto de los vientos y corrientes. Los primeros verdaderos buques transatlánticos eran de vapor y gracias a ellos se popularizó la palabra "vapor" para referirse a un barco.

Durante el siglo XIX, en Europa y España, el anarquismo representó lo peor del terrorismo internacional. Sus atentados , no sólo lo fueron contra monarcas, autoridades y dirigentes, sino que también tuvieron dramáticas consecuencia en el pueblo. Los atentados contra Alfonso XIII y del Liceo ocasionaron muchas víctimas inocentes, debido a los “daños colaterales”; y todo en nombre de sus libertad. Fueron los terroristas del siglo XIX y también de la primera mitad del XX en España.

La violencia revolucionaria del movimiento libertario, era ejecutada al amparo, según ellos, de unos principios éticos de respeto a los individuos del género humano, pero desgraciadamente para el género humano la realidad de la propaganda por el hecho de la acción directa ocasionó muchas víctimas inocentes, al igual que ocurre en nuestros días.

La respuesta de las organizaciones anarquistas frente a los abusos empresariales, no fue siempre la huelga revolucionaria; ni frente al gobierno la acción política. Se situaron frente al estado liberal y actuaron desde la clandestinidad para aterrorizar y asesinar sin un vínculo político con la sociedad democrática . Enfrente estaba el estado respondiendo con las fuerzas del orden. Hay un paralelismo entre los mundos anarquista y el terrorismo actual, son mundos y entornos parecidos con un fondo común que justifica la acción directa como método político para conseguir sus objetivos.

El jardín de las delicias es la obra más conocida del pintor holandés Hieronymus Bosch. Se trata de un tríptico pintado al óleo de 206 x 386 cm, compuesto por una tabla central y dos laterales (pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar sobre aquella.

El avion


Vehículo aéreo más pesado que el aire que se utiliza para transportar personas o carga. Se mueve por acción de hélices o motores de retropropulsión, y se sustenta por efecto de la resistencia del aire a ciertas superficies rígidas.

El hombretrató desde tiempos remotos de imitar el vuelo de las aves. Creyó al principio que bastaba con proveerse de alas e ideó máquinas a las que llamó ornitópteros.

Ninguna de ellas dio el resultado apetecido, y no fue sino hasta mediados del siglo XVIII que principiaron a construirse máquinas capaces de desplazar más aire que el equivalente a su peso, logrando así elevarse del suelo.

Pero la utilidad de estos artefactos (globos y dirigibles) es limitada. La historia de la aviación de hoy es la de los aparatos más pesados que el aire.

Fundamentalmente, los aparatos más modernos de este tipo siguen construyéndose con base en los mismos elementos que permitieron a los hermanos Wright y a Alberto Santos Dumont realizar los primeros vuelos prácticos a principios del siglo XX: alas que soportan el peso del aparato y su carga, y las superficies de cola que sirven para darle equilibrio y dirección. Mediante controles apropiados se hace variar la posición de algunas superficies para que el aparato suba, baje o vire en un sentido u otro.

El visionario hombre, quien inventó el teléfono, fue Alexander Graham Bell. Este construyó el primer teléfono en 1876, en el estado de Massachussets, en los Estados Unidos. Este útil invento, consiste en la transmisión de sonidos a la distancia usando la electricidad.

Alexander Graham Bell, nace en Edimburgo, en el año de 1847. La profesión de éste, era la de científico. Quien realizó grandes contribuciones, en distintas áreas de la tecnología de aquella época.

El Jardín Botánico Canario “Viera y Clavijo”, situado en Tafira Alta, a tan sólo siete kilómetros de la Capital, es uno de los lugares de obligada vis